¿Alguna vez te has detenido a pensar qué es la felicidad para ti? No me refiero a esos momentos de euforia efÃmera, como ganar la loterÃa o disfrutar de unas vacaciones soñadas. Me refiero a esa sensación más profunda, a esa calma interior que te acompaña a través de los altibajos de la vida. A veces la buscamos en cosas materiales, en logros profesionales, en relaciones perfectas. A veces la sentimos como un destello fugaz, una chispa que se apaga rápidamente. Pero la verdadera felicidad, esa que nos nutre el alma, es algo más… algo quizás un poco más… etéreo. ¿Es un concepto intangible, un sueño inalcanzable? En absoluto. La felicidad es un camino, una búsqueda continua, un proceso de autodescubrimiento que nos invita a conectar con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Y en ese camino, a veces, podemos perdernos un poco… ¿Pero qué pasarÃa si cambiáramos la perspectiva?
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La felicidad: un elefante rosa jugando al escondite entre nubes.
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¿Qué significa esta frase tan peculiar? Piénsalo: un elefante rosa, algo imaginario, mágico, fuera de lo común. Jugando al escondite, algo lúdico, infantil, que nos recuerda la importancia de la inocencia y la espontaneidad. Y entre nubes, en un lugar etéreo, intangible… La felicidad no es algo tangible que podamos agarrar con nuestras manos. No es un premio al que llegar, sino un estado de ser que se construye dÃa a dÃa. A veces se esconde, como el elefante rosa entre las nubes, y nos cuesta encontrarlo. Puede que nos sintamos perdidos, desorientados, buscando en el lugar equivocado. Pero ahà está, esperando a que lo encontremos, a que nos permitamos verlo. Tal vez la clave esté en apreciar las pequeñas cosas, en cultivar la gratitud, en conectar con nuestros seres queridos, en perseguir nuestros sueños con pasión, aun sabiendo que el camino puede ser sinuoso y lleno de desafÃos. El elefante rosa nos recuerda que la felicidad puede ser tan inesperada y maravillosa como un animal imaginario.
La búsqueda de la felicidad es un viaje personal, único e irrepetible. No hay una fórmula mágica, ni un mapa que nos guÃe a un destino final. Lo importante es el camino recorrido, las experiencias vividas, las lecciones aprendidas. A veces, la felicidad radica en aceptar las cosas tal y como son, en dejar de buscarla desesperadamente y simplemente permitir que ocurra.
En resumen, la felicidad no es un objetivo, sino un proceso. Es un elefante rosa jugando al escondite entre las nubes, que se revela a aquellos que se atreven a mirar con ojos curiosos y un corazón abierto.
¿Qué te sugiere a ti la imagen del elefante rosa entre las nubes? ¿Qué haces para cultivar tu propia felicidad? Reflexiona sobre ello y comparte tus pensamientos. Recuerda que la felicidad es un viaje que vale la pena emprender, un camino que, aunque a veces parezca perdido entre las nubes, siempre nos llevará a un lugar maravilloso. La felicidad no es un destino, sino un estado de ser que se construye dÃa a dÃa. Comencemos a construirla juntos.
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