¿Alguna vez has mirado una mancha en la pared y visto una cara, un animal, un paisaje entero? ¿O has escuchado una canción y de repente, en tu cabeza, se ha tejido una historia completa? Si es así, ya has experimentado el poder mágico de la creatividad. No es algo reservado para artistas o genios; la creatividad es una chispa que reside en cada uno de nosotros, una capacidad innata para conectar ideas, encontrar soluciones ingeniosas, y ver el mundo desde una perspectiva única. Se esconde en la forma en que resolvemos problemas cotidianos, en la receta de cocina que inventamos, en la manera en que decoramos nuestro hogar, incluso en la forma en que contamos una anécdota. Es esa capacidad que nos permite ir más allá de lo evidente, de lo esperado, y dar un salto hacia algo nuevo, algo diferente, algo… nuestro. La vida diaria está llena de oportunidades para ejercitar este músculo creativo, solo necesitamos estar dispuestos a verlo.

La creatividad: peces voladores, besando el cielo.

Esta frase poética resume a la perfección la esencia de la creatividad. Imagina a esos peces, desafiando las leyes de la naturaleza, saltando fuera del agua para rozar el cielo con sus escamas. Es un acto audaz, inesperado, hermoso. Así es la creatividad: un desafío a lo establecido, una búsqueda de nuevas posibilidades, una experiencia que puede ser tan gratificante como impactante. Un ingeniero que diseña un puente innovador, un escritor que crea personajes inolvidables, un músico que compone una melodía conmovedora, todos ellos son peces voladores besando el cielo con su arte. Pero la creatividad no se limita a las «grandes obras». Es también la ama de casa que reutiliza materiales reciclados para crear un hermoso adorno, el niño que inventa un juego con objetos cotidianos, o el estudiante que encuentra una forma original de presentar su proyecto. En cada una de estas acciones, hay una chispa de esa magia que nos permite trascender lo ordinario.

La clave para liberar a nuestros «peces voladores» internos reside en la curiosidad, la observación, y la práctica. No temas experimentar, probar cosas nuevas, incluso si al principio no salen como esperabas. Cada intento, cada fracaso, es un paso más hacia la maestría. Busca la inspiración en lo inesperado, en la naturaleza, en la gente que te rodea, en tus propios sueños y miedos. Permítete equivocarte, porque es a través del error que aprendemos y crecemos. Cultiva la capacidad de ver las conexiones entre ideas aparentemente dispares. Deja que tu mente vuele libre, sin ataduras ni juicios.

En definitiva, la creatividad es un regalo invaluable. Es la herramienta que nos permite innovar, solucionar problemas, expresarnos y conectar con nosotros mismos y con el mundo de una manera profunda y significativa. Reflexiona sobre tus propias experiencias creativas, identifica tus fortalezas y áreas de mejora. Comparte tus ideas, tus proyectos, tus «peces voladores» con los demás. Inspírate en la creatividad de los que te rodean y, sobre todo, nunca dejes de soñar, nunca dejes de crear. Porque el cielo está lleno de posibilidades, solo espera a que tus peces voladores lo besen.

Photo by Ricardo Gomez Angel on Unsplash

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